Tu perro recién adoptado: Paciencia y comprensión
El perro que adoptes del refugio puede ser un callejero rescatado o un perro que alguien entregó voluntariamente en adopción.
Ya sea que haya nacido en la calle o sea un adolescente abandonado en las calles por su antiguo dueño, el astuto callejero puede ser un verdadero desafío para incorporarlo a su vida. El famoso «me siguió a casa, ¿se puede quedar?» es un animal especial que necesita tiempo y espacio, paciencia y comprensión.
Este es un perro que ha tenido que competir para sobrevivir; ha luchado por comida, ha luchado por refugio. Su confianza en su ingenio canino innato lo mantuvo vivo en las calles el tiempo suficiente para ser rescatado y adoptado. Ahora que te has comprometido con él, la experiencia se convierte en un curso intensivo de socialización canina e interacción humana para principiantes.
Estos son los escenarios previos con los que podrías encontrarte:
Perro callejero de nacimiento
Si nació en la calle, lo más probable es que nunca haya escuchado la descarga de un inodoro o nunca haya visto una aspiradora en acción. Engullirá su comida, lanzando miradas furtivas a izquierda y derecha. La acústica del ambiente interior puede causarle ansiedad. Nervioso, lloriqueará y caminará. Un sonido repentino y se pondrá erguido listo para la acción o se deslizará detrás de vos.
Sé razonable en tus expectativas. Sé sensible. Es un choque cultural, puro y simple. Ponete en su lugar. Solo imaginate que te sacaron de tu casa y de repente te encontrás en una comunidad totalmente desconocida. Sin lenguaje ni gestos en común. La comunicación es por ensayo y error. Sé paciente y comprensivo. Lo vas a lograr.
Perro vagabundo con dueños anteriores
El vagabundo que ya tuvo dueño ingresa a tu casa con un conjunto de traumas completamente diferente. Correas, manos, periódicos y revistas enrollados, pies, sillas y bastones, por ejemplo, son solo algunas de las piezas del «equipo de adiestramiento» que pueden haberse utilizado con este perro. Palabras como «vení» y «acostate» pueden provocar una reacción diferente a la que esperabas. O tal vez vivió toda su vida en un refugio y nunca socializó con niños o estuvo en actividades al aire libre. Este perro puede ser el producto de una serie interminable de comunicaciones confusas y expectativas irreales.
Como perro adolescente o adulto, ya se formó su opinión sobre los humanos. Preparate para encontrarte con confusión, desgana y resistencia mientras tratás de entrenar a este amigo. Es posible que se estremezca cuando te acerques para acariciarlo, hagas un movimiento repentino o levantes la voz. Sin embargo, no te pases pensando en historias de crueldades y abusos pasados. Tampoco lo trates como a una víctima. La clave aquí es la confianza. Construí la de tu perro con un entrenamiento constante y verás como va cambiando.
Perro entregado voluntariamente en adopción
El perro que ha sido entregado voluntariamente en adopción puede haber defraudado a alguien de alguna manera. Quizás no domesticado, o demasiado activo, demasiado ruidoso, destructivo cuando se le deja solo, o demasiado amigable. O tal vez sea víctima de las circunstancias: un recién nacido alérgico, divorcio, propietario fallecido, enfermo o arrestado, cualquiera sea la causa, el los extraña, los llora. Su manada, su familia… ¿dónde están?
Cuando lo llevas a casa, está confundido y desorientado. Las vistas y los sonidos son a la vez familiares y desconocidos; las cosas están revueltas. Salta sobre el sofá y la cama, bebe de la taza del inodoro, le ladra al teléfono y se abalanza sobre extraños. En otra vida, estos comportamientos tal vez se alentaban o no se desalentaban. No te preocupes; él se dará cuenta. Lo superará todo. Se convertirá en tu perro.
Conclusiones
Asumir la responsabilidad de un perro con pasado es un trabajo duro. Al principio, puede parecer abrumador. La mayor parte del comportamiento problemático que encontrará es una expresión de la incapacidad del perro para hacer frente a las demandas de su personalidad y estilo de vida. Asegurate de ambos sean realmente adecuados el uno para el otro; que puedas satisfacer sus necesidades de actividad y compañerismo según su raza. Las cosas pueden avanzar lentamente, pero si estás comprometido lo conseguirás. Recordá que el período básico de ajuste puede ser de seis a doce semanas. Metete en esto con los ojos abiertos … y luego retrocede y maravíllate con la transformación. . . ¡Te sorprenderá!
Fuente: Petfinder.com